13
Nov
2013
De miedo. Me ha tragado un enorme árbol.
Me ha tragado un árbol.
¿Te lo puedes creer? Además fue el día de Halloween (qué pasada). Estuvimos unos cuantos amigos (como 20) en un alberque cerca del monasterio del Paular. En los alrededores del paseo entre Rascafría y el monasterio ,había una explanada verde preciosa con unos esculturales olmos. Enormes olmos. Llamaba la atención uno de ellos en particular. Su tronco tan voluminoso como…(¡qué se yo!) y sus cuatro brazos hacia el cielo, altos, altísimos, aún conservaban sus amarillentas hojas. Se movían espesas por el viento.
El olmo se debió de molestar por tanta patada y pisotón y tan poco respeto . Se defendió. De repente movió una gran corteza en la que yo apoyaba el pié. ¡Qué miedo, me caigo! . Pero no, aterrorizada noté cómo perdía el equilibrio hundiéndome en el hueco de su rama principal, justo al salir del gran tronco. El árbol estaba oscuro, húmedo, frío, seguro que con arañas patudas.
Pero… con las mismas, debí de darle pena (con mis lloros y gritos) porque decidió escupirme de nuevo hacia el exterior.
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