01
Ago
2014
Soy un fantasma, mamá.
SOY UN FANTASMA, MAMÁ
Soy Inés una mamá parlanchina. Me gustan los cuentos. Tengo dos hijos Beatriz con 11 años y Víctor con 6. Son niños alegres y bastante moviditos, por cierto. Se divierten, ya lo veréis.
Nos vamos a casa del primo David. Ha llamado por teléfono, está aburrido y quiere que vayamos a jugar un rato.
Vivimos cerca, pero hay que coger el coche. Colmenar Viejo ya va siendo un pueblo grande y, al fin y al cabo, vivimos de punta a punta.
De algo hay que hablar cuando se viaja ¿no? Ésta fue la sugerente conversación que tuvimos durante el pequeño recorrido ¡Bien se merece un cuento!
Mami -¡Venga, meteros en el coche! Llegaremos tarde.
Bea y Víctor -Ya vaaaamos.
Víctor – Mamá quiero ser un fantasma en Fantasmar.
Mamá -¿Qué es eso de Fantasmar?
Víctor – Pues…ése parque dónde viven los fantasmas.
Bea -Pero si eres un fantasma no puedes vivir. Dijo preocupada.
Víctor – Yo sería un fantasma especial. Yo vivo, pero tengo un poder; cuando quiero me convierto en un fantasma.
-Atravieso los cristales ¿sabes?
Bea -Pues yo me metería dentro de una rueda de coche para poder rodar rapidísimo.
Víctor -Yo entraría dentro del cuerpo de mamá para ver como es un corazón.
Bea – Yo entraría en un establo para ver nacer un ternerito. Son tan lindos….
Víctor -Yo entraría en los portales y en las casas de mis amigos. Pintaría con ellos un cuento de un marciano que va a Marte a buscar a su familia. Marciano no encuentra a nadie y regresa conmigo a la tierra. Sería mi mejor amigo. Siempre lo llevaría escondido en mi mochila.
Beatríz corta rápidamente a Víctor.Si por él fuera estaría hablando hasta el infinito y mucho más allá.
Bea – Yo sería un fantasma bueno.
-Cogería los juguetes que pierden los niños y por la noche los dejaría en su casa, cerquita de ellos.
Mami -Bea echas de menos a tu ratoncito Miguel ¿Verdad?
Bea -Sí mamá mucho.
Beatríz siempre ha sido “muy sentida”. Víctor se da cuenta de que Bea se pone algo triste. Rápido interviene diciendo…
Víctor -A lo mejor es un fantasma pequeñín y no se ha perdido Bea. Cualquier día viene a verte y se queda contigo.
Víctor, como de costumbre,” piensa en lenguaje bravucón”. Es genial para las trastadas. Es un niño inquieto. Que inventa cualquier “discurrimiento”
Víctor – Pues yo sería el fantasma más malo. Me metería en las tiendas. Cogería todos los juguetes, ¡y el dinero! compraría muchas cosas.
A mamá esto que escucha no le gusta nada, pero nada de nada. Sin enfadarse pero molesta, dice, cambiando la voz:
Mami – ¿Y si viene el rey Fantasgorón y te quita tu poder de fantasma?
Mamá nos deja sorprendidos sin saber que decir.
-Fantasgorón sabe que los seres más peligrosos son: los mentirosos, los que ocultan las cosas y los que quieren tener todo lo que no les corresponde.
Víctor y Bea gritan: ¡ya hemos llegado!
Víctor -¡Saca la pelota nueva! Se la enseñaré a David. Beatríz ,“porfi…”
Mami -¡Espera! No abras la puerta. Todavía no ha parado en coche. ¿No lo ves, señor inconsciente?
Víctor -Sí (dice Víctor bajito).
Bea -Dame las llaves mamá yo cierro el coche.
Mami -Si Bea pero… coge tu cartera.
Mamá llama a la puerta.
Mami – ¡Hola Tía Ester!, ¡hola David! -Dejadme un segundín que voy corriendo al baño.
Me encierro en el baño para que no me molesten. No voy a hacer pis, no. Escribo cuatro frases de la conversación fantasmagórica del coche, perdería el hilo del cuento.
Mamá piensa para sus adentros:
– Esta noche escribiré esta historia. Que no se me olvide ni un detalle.
– Mañana la podremos contar a papá y a los abuelos.
– Es divertida.
– Que nunca se olvide.
– ¡Que no se pierdan nuestros fantasmas!
FIN
En cualquier momento surgen los cuentos y los sueños. Ya lo veis.
Me hace ilusión pensar que he capturado un instante de vida.
Cuando Bea y Víctor sean mayores lo encontrarán encerrado en el baúl de mis cuentos.
Una conversación olvidada, de un breve tiempo vivido y quizás perdido entre mil recuerdos de chiquitines.
– ¿Sugerirá algo éste cuento a mis hijos?
– Yo sé que sí.
– Todo lo que encierra cariño “llega.”
Autora: Inés Díez Rodríguez
Ilustración: Inés Díez Rodríguez
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